Hace unos meses escribí un post sobre la decisión de tomar las riendas de mi vida y dejar de esperar a que las cosas sucedan por sí mismas. Y sí, empecé a cumplir mi autopromesa bloggera y apliqué esa determinación en varios aspectos de mi vida. Sin embargo, hoy es un día importante para mí, ya que ha sido hoy cuando he empezado a cumplirla respecto a mi meta, mi sueño... ahora mi objetivo de conseguir publicar mis historias. Hoy he enviado una novela a un concurso. Mi querido librito anda ahora dentro de un paquete estrecho, junto con otros clones suyos, rumbo a la gran ciudad donde será leído y evaluado.
Bueno, para ser estrictos, ese "gran día" del que hablo fue más bien el día en que tomé la decisión de hacerlo, de destinar aquella novela ligera y humorística a participar en un premio literario, sólo por probar suerte. Así fue como me lo dije, justamente así: "Vamos a probar suerte". Incluso creé una carpeta en el escritorio de mi portátil con ese nombre, para guardar los documentos que iba escribiendo. No lo he hecho porque crea que mi novela sea una aspirante fuerte a ganar el premio porque, sinceramente, no lo creo. La considero entretenida, ligera, y me disfrutado muchísimo escribiéndola (tanto que, después de terminarla (tras haber pasado semanas, un día tras otro, escribiendo de forma intensiva), incluso sentí ganas de llorar por un momento). Pero no creo que vaya a ganar. ¿Para qué la envío, entonces? Pues, como he dicho, por probar suerte.
Porque, ¿quién sabe? A lo mejor mi novela consigue llamar la atención de alguien y acaba por ser publicada, como pasa en muchas ocasiones. O puede que no, y pase sin pena ni gloria... no lo sé, procuro no pensar mucho en ello; ya he echado la papeleta, y ahora me olvidaré del tema y seguiré escribiendo. Porque la verdadera razón por la que lo he hecho ha sido para sentir que estoy haciendo algo, luchando por conseguir lo que quiero. La primera y única vez que me presenté a un concurso, yo aún era una enana que no sabía buscar un concurso que se ajustara a mi forma de escribir, y no tenía ni idea siquiera de a dónde estaba enviando mis escritos. Recuerdo que era un concurso pequeño, organizado por un ayuntamiento de un pueblo cercano, y me enviaron una carta invitándome a asistir a la ceremonia en la que se entregarían los premios. Fui con toda mi ilusión, acompañada por mis padres. Por supuesto, no me comí una rosca. Pero, por lo menos, salí de allí con una experiencia más que anotar, y habiendo pasado una agradable velada escuchando a un cantautor en busca de reconocimiento. Luchando por lo que quería, igual que yo. Todavía recuerdo su voz, y el estribillo de un par de sus canciones.
Y, desde entonces (y merezco un buen capón por ello) no he vuelto a terminar nada de lo que he escrito. Todo lo he ido dejando a medias, pues ninguno de mis relatos me convencía o me animaba a seguir. Años y años en letargo... en serio, cada vez que lo pienso me entran ganas de autocastigarme al estilo Dobby. Hasta que, por fin, esta primavera, conseguí terminar algo. Fue una tontería, un relato sobre un momento de pánico que sufrí en determinado momento, una especie de homenaje a El cuervo de Poe desde mi propio punto de vista, pero el caso es que me gustó el resultado. Y me animé a seguir, reviviendo novelas que había dejado en un cajón, escribiendo más relatos cortos... Y al final empecé con otra novela, una bastante cortita. Y me propuse acabara, costase lo que costase.
Por eso, cuando esta mañana la encargada de la papelería (que estaba de los nervios, porque tenía mucho trabajo por hacer a causa de los exámanes de recuperación del instituto) por fin me ha entregado mis copias encuadernadas, cuando he podido sentir el peso de las hojas de papel, pasarlas, leerlas y decir mentalmente "esto lo he escrito yo", la sensación ha sido indescriptible. Hacía demasiado tiempo que no podía experimentarlo. Lo había conseguido.
Así que, sea cual sea el porvenir de mi historia, lo verdaderamente importante es que he dado el primer paso hacia un camino que siempre soñé con recorrer, y que ahora está más cerca que nunca.
PD: ¡Por fin actualizo, que llevo todo el verano durmiéndome en los laureles! Sin darme cuenta, se me ha pasado el primer cumpleaños del blog. ¡No me puedo creer que esto siga vivo después de un año!
Tengo pensado colgar unas cuantas entradas, una "crónica por fascículos" sobre el viaje que he hecho durante las vacaciones, recorriendo los pueblos del camino de Santiago francés. Tengo escritas la mitad, aunque también pensaba poner algunas ilustraciones... Eso ya me lo pensaré, que tampoco es que sea un as dibujando (XD). A ver si las voy colgando poco a poco. Ha sido un viaje muy bonito y, en cierto modo, ha cambiado mi forma de ver algunas cosas. estoy deseando recorrer el camino a pie, en cuanto tenga oportunidad.
¡Animo! me he reconocido a mi misma en muchas de las sensaciones que describes como la de tener tus historias encuadernadas ^^ yo tambien he mandado mi primera novela terminada a varios sitios para probar suerte y ahora estoy escribiendo otra así que muchisima suerte y espero poder leer pronto algo tuyo