Experimento literario "Destila Estilo" (I): ¡Resultados!
Escrito por las patitas de Cucaracha en su guarida martes, abril 23, 2013
Antes que nada, ya que estamos a 23 de abril, no puedo pasarme por el blog sin desearos ¡muy feliz día del libro a todos! Os deseo un día muy especial, ya sea o no en compañía de libros o de ideas que algún día se transformarán en libros.
Y qué mejor manera de celebrar el día del libro que rodeados de... ¡relatos!
En fin, con unas cuantas semanas de retraso (cosa que ya no es rara en este blog) os traigo por fin los resultados del experimento literario que propuse hace un par de entradas.
Para refrescar un poco la memoria, os cuento de qué iba el tema: la prueba partía de un pequeño texto en el que yo resumía una corta historia de forma muy simple y breve:
Un hombre se despierta en medio de la noche porque ha escuchado ruidos en su casa. Al ir a mirar de qué se trata, descubre que se ha colado un gato por la ventana.
De este modo, la gente que se animase a participar tendría que desarrollar un poco esa historia, dándole su estilo personal y adaptándola a su gusto, incluso inventando el final que les apeteciese. El objetivo era comparar los distintos estilos literarios que podían surgir a partir de una misma base. La verdad es que estoy muy contenta con el resultado: han sido tres relatos los recibidos, y los tres tienen un estilo bastante distinto entre sí, no solo en la prosa sino en el enfoque que se les ha dado.
Por supuesto, quiero dar las gracias a las personas que en seguida se animaron a participar en esta pequeña ida de olla, dado que sin ellas el experimento se habría quedado en un triste intento. ¡Olé vosotros!
Y sin más dilación, vamos a pasar a los microrrelatos enviados.
El primero de ellos es un breve relato que continúa la premisa establecida, escrito por Laura Muñoz:
El hombre tragó saliva un tanto asustado, pues no recuerda haber dejado abierta en ningún momento la ventana de su habitación. Por si fuera poco, el gato de largo pelaje negro comenzó a hablar...
Laura Muñoz.
Me gusta: unas cuantas palabras, un estilo directo y toda una intriga abierta. Puede ser desde el principio de una historia hasta un microrrelato de terror. Me viene a la mente ese famoso cuento de Thomas Bailey Aldrich: "Una mujer está sentada sola en una casa. Sabe que no hay nadie más en el mundo: todos los otros seres han muerto. Llaman a la puerta.". En fin, el tema de los microcuentos da para mucho; lo que venía a expresar es lo curioso que me parece que solo un puñado de palabras basten para esbozar un millón de posibles historias.
El siguiente relato pertenece a Una Soñadora, quien desarrolla el esquema inicial de la siguiente forma:
Javier se despertó sobresaltado, permaneció unos segundos sentado en la cama, asustado, con los ojos abiertos como platos y las orejas mas aun, esperando por si el ruido se repetía.
Escuchó algo, que parecía el llanto de un bebé, provenía de la cocina.
Descalzo y de puntillas avanzó despacio, agarró con fuerza la escoba, que se había quedado abandonada en el pasillo el día anterior, para defenderse del posible ladrón.
Al grito de "estoy armado", encendió la luz, mientras alzaba la escoba por encima de su cabeza.
Un gato, de pelaje rojizo, lo miró desde la mesa relamiéndose los bigotes y sin hacer mucho caso volvió a la tarea de beberse la leche que Javier había olvidado tomarse.
El chico se dejó caer en una silla y acarició al gato, que seguía como si nada, miró hacía la ventana abierta, vio la jarra de agua volcada y entendió lo que había pasado.
Javier se levantó y se dirigió a la nevera,mientras servia un vaso de leche para él
—Sabía que vendrías a buscar tu escoba, por eso me la llevé.
—Sabía que vendrías a buscar tu escoba, por eso me la llevé.
Volvió a su silla, dejó el vaso de leche sobre la mesa, sonriendo y abrazó con fuerza a la chica, de pelo rojizo, que lo miraba, también sonriente, sentada sobre la mesa de la cocina.
Una soñadora.
Ese giro inesperado del final consiguió sacarme una sonrisa. En este caso, Ana nos ofrece una acción más detallada y dinámica envuelta en tensión hasta el descubrimiento del gato en la cocina. Lo mejor es que, hasta la llegada de las dos últimas frases, no se adivina la verdadera intención del relato. El final, de corte más fantástico, también da pie a muchas posibles historias; sin embargo, la sonrisa de ambos personajes deja la sensación de un final feliz.
El último de los relatos recibidos corre a cargo de Alberto "Príncipe de los Extraño" Muñoz, que también comienza su narración justo al final de la premisa:
Suspiró el hombre relajado, pues temió por un instante que ladrones entraban en casa, para robarle, para matarle mientras dormía. Su miedo a perder lo poco que tiene le hizo imaginar sombras sin rostro, violencia, dolor y pánico.
Se sentó el hombre en una silla, pues hubo un momento en que creyó que sus antiguos amigos volvían para celebrar su cumpleaños con una fiesta sorpresa. Afecto, camadería, confianza… Su nostalgia le hizo atisbar un pequeño rayo de luz que se revelaba como falso.
Sollozó el hombre, pues durante un suspiro imaginó que volvía a casa la mujer que nunca quiso perder, aquella que se fue sin ser apartada, el olor de su almohada. Su corazón latió con fuerza en ese tiempo, y ahora, temía que se parara.
Arremetió el hombre contra el gato, felino burlón que venía a despertarlo en la noche para atormentarlo, rebuscar en su interior con un cuchillo y sacar lo poco bueno que conservaba. Viendo una lluvia de objetos, el felino huyó por donde había venido.
Y entonces el hombre lloro de forma patética y desconsolada, pues vio que había desperdiciado la única compañía que el mundo le quiso regalar. Amargado, vio pistola donde había una mano extendida, y burla donde había empatía. Y lloró y lloró, pues se dio cuenta que al estar anclado a lo que fue, las puertas de lo que será habían comenzado a cerrarse, y él ponía los pestillos más recios.
Alberto "Príncipe de los Extraño" Muñoz.
También me ha encantado. Como veis, aquí tenemos un texto mucho más amargo, con una narrativa de matices más antiguos y reflexivos. A pesar de estar escrito en tercera persona, es un autorretrato muy personal de la psique del personaje en el mismo momento en el que el dolor se desarrolla. Me gusta mucho la elección del vocabulario y la expresividad desgarradora de la narración.
Y este ha sido el resultado de este pequeño experimento. ¿Qué os ha parecido? Si os apetece debatir, dar vuestra opinión o hacer cualquier propuesta, que nadie se corte a la hora de dejar un comentario :)
¡Nos vemos!
¿Para cuándo la siguiente ronda?