Un cuarto de vida
Escrito por las patitas de Cucaracha en su guarida viernes, octubre 29, 2010
Voy a empezar mi reflexión aburrida del día al más puro estilo asco de vida (página-y-derivados-de-esa-página que no recomiendo si tienes poco tiempo libre, ¡porque son peligrosamente adictivas!), con una batallita curiosa;
Hoy, después de haber estado más de un año sentándome media hora de cada día en la misma habitación, me he dado cuenta de que el techo es de cristal.
Pues sí, menuda chorrada; nunca, en todo el tiempo que he pasado en ese sitio, me ha dado por mirar hacia arriba. Ni siquiera he notado nada raro en la iluminación... y mira que el techo no está tan alto. Darme cuenta de esto me ha dejado confusa al principio, y luego bastante cabreada. Me explico; es como si, después de estar viviendo un año en un viejo caserón, te fijas en que hay un cuadro impresionante colgado junto a una estantería en la que sueles hurgar, y hasta el día en que lo descubres no has podido dedicarle la admiración que se merece. O cuando te da por escuchar la ultima canción de aquel CD que compraste (esta versión de la entrada ha sido censurada por la SGAE, cof cof...), esa a la que nunca echabas mucha cuenta porque, bueno, estaba atrás del todo y no había ganas, es una pedazo de obra maestra no reconocida que te hace llorar de la emoción, preguntándote dónde ha estado durante toda tu vida (vaya pregunta, pues en la parte de atrás del todo del CD). En resumidas cuentas, me cabrea porque me hace pensar en todos esos detalles que me puedo haber perdido por estar todo el santo día en las nubes.
Y eso que yo antes no era así. Muchas veces me detenía en mitad de la calle a mirar algún rincón que parecía vacío, pero que tenía "algo", y deseaba tener una cámara fotográfica en la mano. O mejor, una cámara que pudiese recoger un instante y un lugar en el tiempo... todavía estoy esperando a que alguien la invente, pero ya me estoy desviando del tema... Lo que decía, yo era una especie de desestabilizarrutinas; una buscadora de pequeños fragmentos de belleza en mi vida cotidiana, en los sitios por los que pasaba, cualquier momento y lugar valía. Coloreaba, o al menos lo intentaba, los tonos grises de la carretera que todos tenemos que tomar para ganarnos la vida de una forma u otra. Pero al parecer la rutina ha podido conmigo, me ha adormecido, engatusado, atontado. Creo que estoy empezando a madurar en el mal sentido, envejeciendo de espíritu, y eso no me gusta. Si tú, estudiante o trabajador consumado, día tras día vas directamente a lo que vas, sin recrearte por el camino y todas las pequeñas y grandes maravillas que ofrece... creo que no es vida. Es, si acaso, una fracción de vida, un cuarto de vida por decir alguna. Por desgracia, crecer conlleva una cierta desensibilización que, si se te va de las manos, te acaba transformando en un ente monoraíl que va de un extremo de la vía al otro para ganarse su cuarto de vida.
Por eso, dedico esta entrada a todas esas personillas que, aún siendo ya adultos hechos y derechos, aún se paran a perder el tiempo con cosas que les alegran el día. De mayor quiero ser así, sin duda. Seguro que todos ellos tienen aún un niño interior, ya sea más pequeño o más disimulado, con ganas de jugar con el mundo. ¡Bravo por vosotros!
PD: Y ahora, un pequeño detalle curioso...
¡Han usado mi blog como fuente para una página de diccionario de idiomas! Qué ilusión ^^
¡Nos vemos!
"It's not the end
Not the kingdom come
It is the journey that matters, the distant wanderer
Call of the wild
In me forever and ever and ever forever
Wanderlust"
Not the kingdom come
It is the journey that matters, the distant wanderer
Call of the wild
In me forever and ever and ever forever
Wanderlust"
"Wanderlust".
¡Una entrada genial, como, según voy descubriendo, viene a ser costumbre!