El personaje X
Escrito por las patitas de Cucaracha en su guarida miércoles, septiembre 07, 2011
Siempre, en todas las novelas que escribo, acaba por aparecer el personaje X. Bueno, miento; no en todas absolutamente. Por ejemplo, en el libro que me van a publicar no ha habido ninguno de este tipo; tal vez porque, al ser una historia algo más infantil, me he tomado la licencia de no profundizar tanto en los personajes y centrarme más en la historia. Pero, como decía, en la gran mayoría de las novelas que escribo (o, al menos, que planeo escribir) siempre termino enfrentándome a un personaje X.
¿Y se puede saber qué es eso? Pues, básicamente y en mi propia terminología, el personaje X es el tocanarices oficial de la historia. No para el lector, sino para el propio escritor. Ese tipo de personaje difícil, muy difícil. Difícil de plasmar por escrito, de reflejar en la narración como a ti te gustaría o, simple y llanamente, difícil de entender por completo aun siendo un producto de tu propia creación.
Los personajes X son mi perdición. Para mí son todo un problema; si al final resulta que escribir sobre él/ella es una tarea que me viene grande, el maldito personaje puede acabar ensuciando una historia que tenía totalmente controlada, que avanzaba en la dirección exacta en la que quería que avanzase. Pero, ¿y si al final lo consigo? El resultado es mucho mejor, sin ninguna duda. Así que la verdadera cuestión es: ¿merece la pena meterse en tantos berenjenales o más vale optar por hacer algo sencillo pero bien?
Por desgracia (o por suerte), casi nunca tengo opción de elegir. Confieso que soy completamente adicta a los personajes X. Es por eso que son mi perdición, porque aparecen sin ser llamados y luego nunca quieren irse. Una vez vienen a mí, me resulta imposible echarlos de la historia a la que tan bien se han amoldado. Así que, lo quiera o no, siempre termino con el marrón de tener que plantarles cara.
Lo gracioso es que, por muy tocanarices que puedan llegar a ser, los personajes X son una de las mejores cosas que tiene el escribir. Me encanta mucho, mucho, escribir sobre personas (o seres en general) con una personalidad y una visión de la vida totalmente opuesta a la mía. Ponerme en su piel y convertir a mi contrario en mi semejante. Cuando se trata de inventar y narrar historias, me encantan los retos, y resulta que los personajes X son uno de los retos más seductores. ¿Será por eso que no dejan de aparecer? ¿Será que las historias en vías de construcción son un suelo fértil para personajes difíciles a los que riego y abono sin darme cuenta? Quién sabe. Lo que sí sé es que a veces me siento un poco bipolar con esta extraña relación amor-odio que mantengo con ellos.
Porque esos maravillosos y malditos personajes X, esos a los que tanto odio y adoro, son unos de los principales causantes de que me cueste tanto terminar las historias que empiezo. Porque me entusiasmo con ellos cuando son recién llegados a mi imaginación y pienso "¿Por qué no? Es una locura tan grande que tiene que funcionar". Y después, a la hora de la verdad, me resultan tan imponentes que me hacen achicarme y retroceder sobre mis pasos, pensando que no fue tan buena idea. Tiene huevos que un producto de mi imaginación tenga más autoridad que yo.
Así que tengo que confesarlo: nunca he conseguido dominar totalmente a un personaje X, y no por falta de intentos. Estuve cerca de conseguirlo una vez, pero no pude porque la historia en sí no se sostenía sola y tuve que abortar el proyecto indefinidamente, con más de 400 páginas escritas. Fue una decisión difícil que me llevó años tomar, porque me resultaba duro abandonar a aquellos personajes con los que tanto me estaba familiarizando ya. Incluido el personaje X.
Pero esto no tiene por qué seguir así. Como aún faltan unos meses para año nuevo, he decidido hacerme un propósito firme de fin de verano: en el próximo proyecto, ese en el que estoy asentando los pilares ahora mismo, me enfrentaré al personaje X y lo venceré. Terminaré la historia, cueste lo que cueste.
Si el resultado será el esperado o no... Eso ya lo veremos.
Eso se le llama determinación ;)